Se quedan cortas las noches
nos sorprenden prematuras mañanas
con gélidos y cariñosos roces
huyendo de la claridad entre sábanas
Mi boca arde como bola de fuego
y lo apague tu lluvia de besos
siguiendo fiel a reglas de un juego
en el que siempre ganan los dedos
No hay tanto saco vacío
para tanto sueño lleno
ni bolso roto ni descosido
por el que escape un recuerdo
Esta noche de nuevo te espero
cual torero a puerta gayola
que ya siento el corazón entero
frío y duro como la escayola.